Que fácil resulta volcar palabras para aquellos que engrandecen nuestro espíritu por pensar similar a nosotros. No tan fácil es pues, satisfacer el oído y la vista de aquellos que por estas horas decidieron estar en la vereda de enfrente, esperemos que por convicción. Sin embargo en ciertas ocasiones uno debe redoblar el esfuerzo para que nos escuchen aquellos que no quieren hacerlo. 
Hace falta que escuchen a un pueblo despidiendo a su líder, porque ahora todos tienen líderes, ahora todos hablan de política, ahora todos son economistas, ahora todos los argentinos volvimos del letargo del 2000. Y si hay una persona que despertó a los argentinos, ese fue Néstor Kirchner, y digo a los argentinos y no a los peronistas, porque para una y otra vereda, la pasión esta de vuelta en las calles, el debate se encuentra en cada esquina, en cada oficina y en cada bar de la Argentina. Hoy incluso una sesión del Congreso tiene rating.
Néstor nunca se abotonó ese traje cruzado con mocasines, desalineado tal vez, pasado de moda quizás, un hombre poco adepto al protocolo, pero ¿De que sirve un protocolo si va a ser para entablar relaciones carnales? Menos mal que quedó en desuso ese protocolo. Porque si la Argentina hoy no depende del FMI, si la Argentina hoy junto a los hermanos latinoamericanos esta construyendo un nuevo porvenir, no es por el “viento de cola” de la economía internacional, ni por la buena voluntad de las potencias, es porque hubo un hombre que supo ponernos de pie, no solo de la puerta para adentro, sino también de la puerta para afuera.
Quien mejor que él, con esa verborragia para explicarle a Bush que a los argentinos no nos gusta que nos patoteen. Porque podemos hundirnos en la crisis mas terrible, podemos llegar a una desocupación record, podemos tener más de la mitad del pueblo hambriento, que igual no nos va a gustar que nos digan que hacer. Aunque si uno lo piensa un poco, justamente terminamos así por hacer lo que nos decían, por adoptar recetas de afuera, que incrédulos por pensar que el Consenso de Washington y las políticas neo-liberales nos iban a dar la respuesta a nuestras necesidades, si ya en los ´70 por el Plan Condor seguimos llorando y recordando a 30.000 desaparecidos.
Y hablamos de desaparecidos porque tenemos memoria, y porque esa memoria se cristalizó en la justicia. Para aquellos que pensaban que detrás de los indultos, detrás de las leyes de obediencia debida y punto final no había nada, se equivocaron. Había un pueblo pidiendo justicia, y fue Néstor Kirchner quien marcó el camino para que esa justicia llegue. Esa justicia que lo hizo renegar últimamente con fallos contrarios a su voluntad, fallos de una Corte que el mismo designó. Pero si todas las cortes son adictas al poder de turno, ¿En qué falló Néstor cuando designo a estos jueces? ¿Por qué culparlo por molestarse cuando un fallo sale en contra? Si ninguno de nosotros acude a la justicia para que nos digan que no. Tal vez hizo bien su trabajo, tal vez a diferencia de otros mandatarios designó jueces imparciales.

Hace falta que escuchen a un pueblo despidiendo a su líder, porque ahora todos tienen líderes, ahora todos hablan de política, ahora todos son economistas, ahora todos los argentinos volvimos del letargo del 2000. Y si hay una persona que despertó a los argentinos, ese fue Néstor Kirchner, y digo a los argentinos y no a los peronistas, porque para una y otra vereda, la pasión esta de vuelta en las calles, el debate se encuentra en cada esquina, en cada oficina y en cada bar de la Argentina. Hoy incluso una sesión del Congreso tiene rating.
Néstor nunca se abotonó ese traje cruzado con mocasines, desalineado tal vez, pasado de moda quizás, un hombre poco adepto al protocolo, pero ¿De que sirve un protocolo si va a ser para entablar relaciones carnales? Menos mal que quedó en desuso ese protocolo. Porque si la Argentina hoy no depende del FMI, si la Argentina hoy junto a los hermanos latinoamericanos esta construyendo un nuevo porvenir, no es por el “viento de cola” de la economía internacional, ni por la buena voluntad de las potencias, es porque hubo un hombre que supo ponernos de pie, no solo de la puerta para adentro, sino también de la puerta para afuera.
Quien mejor que él, con esa verborragia para explicarle a Bush que a los argentinos no nos gusta que nos patoteen. Porque podemos hundirnos en la crisis mas terrible, podemos llegar a una desocupación record, podemos tener más de la mitad del pueblo hambriento, que igual no nos va a gustar que nos digan que hacer. Aunque si uno lo piensa un poco, justamente terminamos así por hacer lo que nos decían, por adoptar recetas de afuera, que incrédulos por pensar que el Consenso de Washington y las políticas neo-liberales nos iban a dar la respuesta a nuestras necesidades, si ya en los ´70 por el Plan Condor seguimos llorando y recordando a 30.000 desaparecidos.
Y hablamos de desaparecidos porque tenemos memoria, y porque esa memoria se cristalizó en la justicia. Para aquellos que pensaban que detrás de los indultos, detrás de las leyes de obediencia debida y punto final no había nada, se equivocaron. Había un pueblo pidiendo justicia, y fue Néstor Kirchner quien marcó el camino para que esa justicia llegue. Esa justicia que lo hizo renegar últimamente con fallos contrarios a su voluntad, fallos de una Corte que el mismo designó. Pero si todas las cortes son adictas al poder de turno, ¿En qué falló Néstor cuando designo a estos jueces? ¿Por qué culparlo por molestarse cuando un fallo sale en contra? Si ninguno de nosotros acude a la justicia para que nos digan que no. Tal vez hizo bien su trabajo, tal vez a diferencia de otros mandatarios designó jueces imparciales.
Aunque sigan haciendo golpes de estado desde las editoriales de la “prensa independiente”, y sigan haciendo militancia de camisa y corbata detrás de un escritorio, el pueblo no se confunde y ya dio su veredicto, los jóvenes volvieron a las calles, ninguno encontró estos días ese choripan que dicen que mueve a las masas, esos jóvenes fueron a despedir a su líder por convicción, esa misma convicción que movió a Néstor durante toda su vida política. Hoy estamos con la bandera a media asta, solamente tomando impulso para que vuelva a flamear en lo mas alto, como la frente de los argentinos.


