Finalmente luego del fallo de la Cámara que confirmara el procesamiento de Mauricio Macri, dispuesto por el juez federal Norberto Oyarbide por los delitos de violación de secretos, abuso de autoridad y falsificación de documentos públicos en concurso con el de asociación ilícita (en carácter de miembro) resulta menos viable la estrategia del macrismo de asegurar la intervención del kirchnerismo en la decisión de los magistrados.
Si bien la figura de Norberto Oyarbide se encuentra cuestionada producto de fallos controvertidos, más difícil es pues atribuirle igual carácter al accionar de los camaristas, ya que el fallo conocido días atrás ha sido por unanimidad, y para disgusto del PRO con antelación a lo que pensaban.
El hecho de que Mauricio Macri “conoció y prestó su consentimiento para instalar” en el Gobierno porteño “un aparato de inteligencia prohibido” sumado a que a Ciro James no se le pudo demostrar actividad alguna en el Ministerio de Educación, donde había sido contratado, mas allá de las gestiones que realizaba para los ingresos a la Policía Metropolitana junto al Jefe de dicha institución, nombrado por Macri, es decir Jorge “Fino” Palacios, a quien casualmente James conocía de la Policía Federal, dejaría entrever que si formalmente Ciro James no intervenía en asuntos de la Metropolitana, y a su vez no ejercía ninguna función en el Ministerio de Educación, ¿El macrismo estaría avalando la contratación de “ñoquis” en el Gobierno Porteño?
Para no perder el hilo de la historia y volviendo al Bigote Gate, el sostenimiento de actividades ilegales de inteligencia con recursos estatales y el hecho de estar procesado por asociación ilícita no parece alterar el proyecto presidencialista de Macri, más bien, parece haber acelerado los tiempos en busca de cerrar acuerdos con el autodenominado Peronismo Federal.
Es curioso ver como un político que lucha tanto por las instituciones, utiliza el aparato estatal para delinquir; tan curioso como el desconocimiento que presenta el actual Jefe de Gobierno Porteño del sistema republicano que rige en la Argentina, omitiendo que es el Poder Judicial el encargado de juzgar los graves hechos por los cuales se encuentra procesado.
Es sabido que el PRO cuenta con mayoría en la legislatura porteña, por lo cual someterse a juicio político para ser juzgado por sus propios legisladores dista enormemente de ser una “batalla por las instituciones, en defensa de la verdad” como asegura Macri.
Más preocupante es el plan estratégico que el PRO viene desarrollando hace años y que culminó días atrás con la desaparición del bigote de Mauricio, quizás la principal prueba que lo uniría al “Fino” Palacios, según creerían los asesores más cercanos a Macri, incluyendo a Rodríguez Larreta. Si para el PRO el bigote es la única causa del fascismo de Mauricio, demostrado con la utilización del aparato estatal para violar la privacidad de las personas, y el desconocimiento de la división de poderes a la hora de juzgar hechos delictivos, si tengo que elegir a un Macri, me quedo con la sensatez de Franco.
El hecho de que Mauricio Macri “conoció y prestó su consentimiento para instalar” en el Gobierno porteño “un aparato de inteligencia prohibido” sumado a que a Ciro James no se le pudo demostrar actividad alguna en el Ministerio de Educación, donde había sido contratado, mas allá de las gestiones que realizaba para los ingresos a la Policía Metropolitana junto al Jefe de dicha institución, nombrado por Macri, es decir Jorge “Fino” Palacios, a quien casualmente James conocía de la Policía Federal, dejaría entrever que si formalmente Ciro James no intervenía en asuntos de la Metropolitana, y a su vez no ejercía ninguna función en el Ministerio de Educación, ¿El macrismo estaría avalando la contratación de “ñoquis” en el Gobierno Porteño?
Para no perder el hilo de la historia y volviendo al Bigote Gate, el sostenimiento de actividades ilegales de inteligencia con recursos estatales y el hecho de estar procesado por asociación ilícita no parece alterar el proyecto presidencialista de Macri, más bien, parece haber acelerado los tiempos en busca de cerrar acuerdos con el autodenominado Peronismo Federal.
Es curioso ver como un político que lucha tanto por las instituciones, utiliza el aparato estatal para delinquir; tan curioso como el desconocimiento que presenta el actual Jefe de Gobierno Porteño del sistema republicano que rige en la Argentina, omitiendo que es el Poder Judicial el encargado de juzgar los graves hechos por los cuales se encuentra procesado.
Es sabido que el PRO cuenta con mayoría en la legislatura porteña, por lo cual someterse a juicio político para ser juzgado por sus propios legisladores dista enormemente de ser una “batalla por las instituciones, en defensa de la verdad” como asegura Macri.
Más preocupante es el plan estratégico que el PRO viene desarrollando hace años y que culminó días atrás con la desaparición del bigote de Mauricio, quizás la principal prueba que lo uniría al “Fino” Palacios, según creerían los asesores más cercanos a Macri, incluyendo a Rodríguez Larreta. Si para el PRO el bigote es la única causa del fascismo de Mauricio, demostrado con la utilización del aparato estatal para violar la privacidad de las personas, y el desconocimiento de la división de poderes a la hora de juzgar hechos delictivos, si tengo que elegir a un Macri, me quedo con la sensatez de Franco.
Muy buena tu nota.
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