Hace tiempo que no llovían palabras para darle
letra a este blog, pero si en lo alto figura “veritas liberabit vos” (la verdad
os hará libres) últimamente la Argentina tiene libertad condicional.
Hacia
finales del año pasado pensé que se venía un 2012 fundamentalmente con buenas
noticias, recuerdo ahora que el último presidente que anunció “buenas noticias”
un fin de año terminó yéndose en helicóptero de la Casa Rosada.
Es que cuando un vicepresidente remueve al
Procurador General de la Nación en lugar de hacerlo el Congreso, cuando la
Presidente busca nombrar a dedo al Secretario General de la CGT en lugar de
hacerlo los trabajadores, cuando los jueces mandan mensajes de texto en defensa
de los demandados, que después incluso los recusan, y los multimedios siguen
queriendo imponer la agenda de Magnetto como agenda nacional, hay que parar la
pelota y analizar hacia donde vamos.
Antes de querer instalar en la opinión pública la
idea de una reforma constitucional, tanto por parte del oficialismo, como por
parte de la oposición y los multimedios (en forma apocalíptica) primero habría que cumplirla ¿O acaso el
acceso a una vivienda digna, la participación en las ganancias de los
trabajadores y la organización sindical libre y democrática redundan en
expresiones de buena voluntad?
Cierto es que en los últimos años un cóctel de
economistas ha presagiado un nuevo 2001 desde hace más tiempo de lo que duró
aquella crisis, en ese marco hoy ya nadie cuestiona el presupuesto record en
materia de educación alcanzando el 6% del PBI, ni la renegociación de la deuda con una quita del 70%, o incluso la
política de Derechos Humanos que impulsó Néstor. Tampoco la presencia del
Estado en la obra pública, ya que como decía el mismo Perón “La economía nunca
ha sido libre: o la controla el Estado en beneficio del Pueblo o lo hacen los
grandes consorcios en perjuicio de éste”
Ahora bien, el Estado puede controlarla siendo por
ejemplo socio mayoritario en una empresa, o a través de los entes reguladores,
el desafío en cualquiera de los dos casos es hacerlo bien. Esa es la cuestión
presente hoy en YPF, y la cuenta pendiente con los trenes, asunto que ya
naufraga entre la tinta de los billetes que empezará a imprimir Ciccone. De
cualquier manera, la historia marca que el Estado en reiteradas oportunidades
ha fallado tanto como contralor y como gerente.
En este contexto cuando la profundización del
modelo batalla con la sintonía fina,
el propio Néstor pidió en aquel invierno de 2008 en pleno conflicto del
campo con la 125: "Ayuden
a Cristina como me ayudaron a mí" Siendo que en aquel
momento el único que recogió el guante fue Hugo Moyano, hoy quienes hacemos de
la lealtad nuestra bandera y vemos en la obsecuencia la ruina del legado de
Kirchner nos hacemos eco de su propio mensaje y recordamos: “A los jóvenes les digo: opinen, sean
transgresores, la juventud tiene que ser un punto de inflexión del nuevo
tiempo”

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